MiGueL AnGeL :
Como un cuchillo en la mantequilla, así entraste a mi vida. Justo cuando creía que me ahogaba en mis propias sombras, llegaste tú, suave pero firme, abriéndote camino sin pedir permiso. Como la luna que se cuela por una rendija, te instalaste en mis pupilas y, sin darme cuenta, empezaste a iluminar todo lo que yo ya no veía.
No hubo manuales, ni horarios, ni reglas. Solo el ritmo de quererte cada día, de despertarme con tu nombre en los labios y de encontrarte incluso en mis sueños. Nadie lo buscaba, nadie lo planeó... pero el destino ya había escrito que nuestros caminos se cruzaran. Y aunque nadie lo apostaba, aunque el mundo dudaba, Cupido se apiadó de mí.
Fuiste como la lluvia en pleno desierto: mojaste de fe este corazón sediento y ahogaste mis miedos con tu amor. Tu voz se volvió melodía en mi silencio, y así, sin prisa pero sin pausa, llegó a nosotros el amor. El amor del bueno.
Hoy solo quiero agradecerte por ser ese milagro inesperado, por convertir lo ordinario en extraordinario y por demostrarme que a veces, las mejores historias no se planean... simplemente suceden.
Porque al final, Cupido se apiadó de mí. Y de ti, también.
2025-06-30 03:21:04