@aulia_abd1: #fyp #fypageシ #masukberanda #4upageシ #saltingbrutal #lewatberandafypシ #

aulia_abd1

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Wednesday 11 June 2025 13:42:46 GMT

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Comments

p :

100%cara nya putri ma fto 😭

2025-06-12 04:56:43

0

FURKON BIZZZ💥 :

bang manis sekali 😊😊😊😊😊

2025-10-10 05:02:45

0

its-leyaaa :) :

arrrggghhhhhhhhh😋😍🤯

2025-10-14 12:50:57

0

QUIN :

@GHANI

2025-10-02 11:54:44

0

Diva3⃣1⃣. :

@- maal -🀄🀄

2025-10-22 12:57:23

0

@ glxsyy.key 🪐🫧 :

@Reyhan hambari

2025-10-16 09:47:07

0

OjokzzDisilat🤏🏻 :

@CAH ASAD duhhh makin kecintaan nihh gimanaa??

2025-10-13 13:30:08

0

FURKON BIZZZ💥 :

😊

2025-10-10 05:10:56

0

REVA 🌊 :

@aliza zah senyum dia manis betttt

2025-10-09 10:50:04

0

sikecill🤏🏻fittt:)🌷🤍 :

@4DIT🌈

2025-09-21 05:54:32

0

— a֟yyuu々🧚‍♀️ :

@Alief. H sumpaah maniss bagettt meskipun kitaa ga adaa hubungaann

2025-09-08 10:18:13

0

sar._.sahrini🖤 :

😭😭😭

2025-06-11 13:49:30

0

taapunyaailii :

@EXOTIC#punya , suuuuuuhuuuuuu? arghhhhhhh

2025-10-18 09:45:29

1

zanita_ :

@ﾠFAHRIﾠﾠaja

2025-09-06 06:31:57

1

hi_iniyaniw👾💥💤 :

cuma beda 4 bukan jadi adek

2025-10-09 13:32:05

0

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#❤️‍🔥🍂❤️‍🔥 #birecik #storytime #gaziantepprovince #gaziantep27

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El café caliente tiembla en mis manos. El vapor asciende y me golpea el rostro con un olor amargo, intenso, que despierta recuerdos que preferiría no convocar. Hay algo cruel en el aroma: me devuelve el eco de mañanas compartidas, de risas que ya no están. El olor se convierte en memoria, y la memoria en herida. El sabor, cuando por fin lo pruebo, me quema la lengua. Ese amargor profundo me recuerda a su ausencia: como si cada sorbo fuera un pacto con la realidad, como si la boca entendiera mejor que la razón que nada vuelve a ser igual. Y aun así, bebo, porque necesito sentir que algo me quema por dentro. La vista me traiciona: frente a mí la silla vacía pesa más que cualquier silencio. La luna se asoma a través del cristal, fría, lejana, como si iluminara mi soledad a propósito. Veo mis manos, marcadas, y en ellas noto un temblor que no es de cansancio, sino de pérdida. Todo lo que miro me devuelve a lo mismo: la certeza de que lo eterno fue un espejismo. El oído también participa en esta condena. Escucho el tictac del reloj, un sonido metálico que corta el aire y me recuerda lo inevitable: el tiempo no se detiene aunque el corazón insista en quedarse atrás. A veces me parece escuchar su voz entre esos segundos, una risa breve, un susurro que nunca llega a completarse. El silencio que queda después es más violento que cualquier ruido. El tacto me delata. Mis dedos buscan instintivamente el hueco de su mano, el calor de su piel, y sólo encuentran el vacío de la madera de la mesa. Paso las yemas por el cordel que ciñe mi pantalón, áspero, real, y recuerdo cómo el roce de su cabello en mi pecho era lo contrario: un ancla cálida, un refugio. La piel guarda memoria que no quiere soltar. Amar, lo sé ahora, es una quimera: un espejismo que nos da sed y nos condena a buscar agua en un desierto que no existe. Pero también es lo único que nos salva de la indiferencia. Prefiero llorar con todos mis sentidos encendidos que vivir ciego, sordo y mudo en un mundo sin riesgo. El amor me duele, me persigue, me destruye… y aun así, cada vez que cierro los ojos, lo busco. Porque aunque la quimera me rompa, también me recuerda que sigo vivo.

El café caliente tiembla en mis manos. El vapor asciende y me golpea el rostro con un olor amargo, intenso, que despierta recuerdos que preferiría no convocar. Hay algo cruel en el aroma: me devuelve el eco de mañanas compartidas, de risas que ya no están. El olor se convierte en memoria, y la memoria en herida. El sabor, cuando por fin lo pruebo, me quema la lengua. Ese amargor profundo me recuerda a su ausencia: como si cada sorbo fuera un pacto con la realidad, como si la boca entendiera mejor que la razón que nada vuelve a ser igual. Y aun así, bebo, porque necesito sentir que algo me quema por dentro. La vista me traiciona: frente a mí la silla vacía pesa más que cualquier silencio. La luna se asoma a través del cristal, fría, lejana, como si iluminara mi soledad a propósito. Veo mis manos, marcadas, y en ellas noto un temblor que no es de cansancio, sino de pérdida. Todo lo que miro me devuelve a lo mismo: la certeza de que lo eterno fue un espejismo. El oído también participa en esta condena. Escucho el tictac del reloj, un sonido metálico que corta el aire y me recuerda lo inevitable: el tiempo no se detiene aunque el corazón insista en quedarse atrás. A veces me parece escuchar su voz entre esos segundos, una risa breve, un susurro que nunca llega a completarse. El silencio que queda después es más violento que cualquier ruido. El tacto me delata. Mis dedos buscan instintivamente el hueco de su mano, el calor de su piel, y sólo encuentran el vacío de la madera de la mesa. Paso las yemas por el cordel que ciñe mi pantalón, áspero, real, y recuerdo cómo el roce de su cabello en mi pecho era lo contrario: un ancla cálida, un refugio. La piel guarda memoria que no quiere soltar. Amar, lo sé ahora, es una quimera: un espejismo que nos da sed y nos condena a buscar agua en un desierto que no existe. Pero también es lo único que nos salva de la indiferencia. Prefiero llorar con todos mis sentidos encendidos que vivir ciego, sordo y mudo en un mundo sin riesgo. El amor me duele, me persigue, me destruye… y aun así, cada vez que cierro los ojos, lo busco. Porque aunque la quimera me rompa, también me recuerda que sigo vivo.

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