Jacop :
Nadie me preparó para la verdadera guerra: la que llega disfrazada de amor, amistad y promesas. Me entrenaron para trabajar, aguantar, ser fuerte, pero no para la traición que sonríe, te abraza... y después te apuñala por la espalda. Mis padres me dieron todo, menos la advertencia más importante: *los peores enemigos se sientan en tu mesa, se acuestan en tu cama, te llaman amor, hermano, amigo. Y yo, ciego por mi ego, les grité que no los necesitaba. Les escupí en la cara el mismo desprecio con el que hoy me mira el mundo. Corrí hacia los brazos que solo querían lo que yo podía dar, no lo que yo era. Les entregué mi alma... y la vendieron por nada. Ahora estoy aquí, hecho pedazos, preguntándome si queda algo que valga la pena recoger. Porque los que juraban no soltarme, fueron los primeros en soltarme. Y los que yo solté, aún están aquí, intentando armar lo que otros rompieron con gusto. ¿Y qué aprendí? Que la vida no enseña con consejos, sino con golpes. Y que hasta el amor más sincero se convierte en basura si se entrega a los equivocados. No busco compasión. Ya ni la merezco. Solo quiero que lo leas, y si no te duele… entonces felicidades: tú eres de los que hacen daño, no de los que lo reciben.
2025-07-17 04:33:35