@_jankhaled: #fyp

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Wednesday 08 October 2025 21:18:46 GMT
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alaa130n
√𝑬𝑳 𝑳𝑶𝑳√ :
🤔
2025-10-09 10:36:35
42
s1a2i3f48
Zooo :
صراع الوايت شوكلت والضرك شوكلت 😂😂😂
2025-10-10 13:03:55
7
ahmedagamista99
AGAMISTA :
يارب اللي في بالي يكون صح
2025-10-09 09:02:41
0
mahmoudalam430
محمود علم 🐺 :
بتعملو اي😂😂😂
2025-10-09 07:16:10
0
ghazyiii
𝓪𝓫𝓭𝓪𝓵𝓵𝓪𝓱 𝓪𝓵𝓲 :
بحسهم بيحبوا بعض
2025-10-10 15:12:49
0
amirmohmed25
🐺 :
😁😁😁
2025-10-09 07:19:18
1
ahme_mohamed2
احمد محمد :
😂😂
2025-10-13 20:13:21
0
mahmued69
MAHMOUD 🥷🇮🇹 :
2025-10-11 12:52:34
0
merdawy2
يارب فرجك يارب :
😂😂😂
2025-10-11 12:37:55
0
حسينغريب9
حسين ابو غريب ومى :
😘
2025-10-10 15:24:04
0
حسينغريب9
حسين ابو غريب ومى :
🔥
2025-10-10 15:24:04
0
حسينغريب9
حسين ابو غريب ومى :
😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘
2025-10-10 15:23:05
0
7oda.godzilla
Mahmoud Wael :
❤❤❤
2025-10-10 10:50:30
0
hassanapdo70
hassanapdo70 :
🥰🥰🥰
2025-10-10 00:24:10
0
user6130225930512
محمد :
❤❤❤🌹🌹🌹🌹💝💝
2025-10-09 20:10:39
0
tekanagdy
Ťăŕèķĸ.ŤĘķĸà,😎 :
😂😂😂😂😂😂
2025-10-09 15:21:25
0
magdyaboelmagd4
magdyaboelmagd4 :
😉😉😉
2025-10-09 11:57:14
0
adm19850
هيثم الزغبي :
🥰🥰🥰
2025-10-09 07:22:13
0
user848006190451
ابن المنيا ملوي :
😂😂😂
2025-10-09 06:20:06
0
user23arqrbu8j
Ahmed Sherif :
🥰🥰🥰
2025-10-09 00:37:30
0
mahmoud.ashour4738
Mahmoud Ashour :
2025-10-08 21:55:38
0
alimostafa1071
alimostafa1071 :
😂😂😂
2025-10-08 21:20:28
0
ayman_mohamed110
A Y M 0 N :
الاسود ع الاسد بيمنع الحسد🙂🙂
2025-10-09 15:41:49
1
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En las profundidades de un lugar que no tiene nombre, donde el tiempo es una sombra y el calor del fuego quema incluso el alma, se erige el caldero. Es vasto, de metal ennegrecido por siglos de tormento, suspendido sobre llamas que no necesitan leña para arder. Dentro de él, las almas gritan, luchan, se retuercen, pero nunca mueren. No hay escapatoria, no hay descanso. Solo el peso de lo que alguna vez fueron, de lo que eligieron ser. Rodeando el caldero, los demonios ríen. No porque disfruten del sufrimiento, sino porque lo entienden mejor que nadie. Ellos no castigan; solo observan. Sentados sobre troncos carcomidos, juegan a las cartas, apuestan por cuál alma se hundirá primero, por cuál gritará más fuerte cuando la culpa finalmente la consuma. Uno de ellos, más delgado y de ojos hundidos, se levanta. Camina hacia el caldero, sus patas hendidas dejan surcos en la ceniza. Con un tridente oxidado, revuelve el líquido viscoso que hierve en su interior. De vez en cuando, un rostro emerge entre las burbujas, con los ojos desorbitados y la boca abierta en un grito silencioso antes de hundirse de nuevo. El demonio sonríe, mostrando colmillos amarillentos. —No se cansan de luchar, ¿verdad? —susurra, aunque sabe que lo escuchan—. No entienden que no somos nosotros los que los mantenemos aquí. Una de las almas, apenas visible entre el vapor y las llamas, encuentra fuerzas para hablar. Su voz es apenas un murmullo, quebrada y débil. —¿Por qué? ¿Por qué este tormento interminable? El demonio inclina la cabeza, divertido. —Porque tú lo quisiste. No con palabras, no con plegarias. Lo pediste con cada decisión que tomaste, con cada mentira, con cada daño que dejaste sin reparar. Este caldero no es un castigo. Es un espejo. La figura en el caldero grita, un grito que sacude las paredes de aquel lugar. Pero no es de dolor físico; es el sonido de alguien que comprende demasiado tarde, de alguien que se enfrenta a sí mismo. Las demás almas comienzan a aullar también, cada una atrapada en su propio infierno, incapaz de mirar más allá del reflejo que las atormenta. —¿Y si nos arrepentimos? —pregunta otra voz, apenas audible entre los lamentos. El demonio ríe, una carcajada que parece partir la oscuridad. —¿Arrepentirse? Eso no es suficiente. Este lugar no se alimenta de perdones vacíos. Se alimenta de lo que ustedes no pueden soltar. Pero entonces, algo sucede. Una mujer dentro del caldero, con el rostro cubierto de lágrimas y el cuerpo marcado por el tormento, cierra los ojos. Todo a su alrededor se detiene. Las almas, los demonios, incluso el fuego parecen congelarse. Cuando abre los ojos, ya no hay miedo en ellos, solo determinación. Lentamente, se pone de pie y camina hacia el borde del caldero. El líquido abrasador no la detiene. Sube, una mano tras otra, hasta salir por completo. Los demonios dejan sus cartas. Uno de ellos murmura algo inaudible. La mujer, de pie fuera del caldero, no dice nada. Simplemente camina, dejando un rastro de cenizas tras de sí. Nadie la detiene. —No puede ser... —susurra uno de los demonios—. Nadie sale. El demonio de ojos hundidos observa en silencio, con una sonrisa torcida. —No todos los tormentos son eternos. Pero el verdadero infierno no es este lugar. El verdadero infierno es darse cuenta de que siempre tuvieron la llave y nunca supieron usarla. La mujer desaparece entre las sombras. Mientras tanto, el caldero sigue hirviendo, alimentado por el grito de aquellos que aún no entienden, de los que prefieren aferrarse al dolor antes que enfrentarlo. Porque para muchos, el verdadero castigo no es el fuego, sino la verdad. Autor: Diego García -Si te gustan mis historias, por favor, no dudes en compartir, me ayuda mucho y me motiva seguir compartiendo estás historias.- #fyp #poema #reflexiones #soledad #soledad #narracion #cuentacuentos #cuentos #literatura #escrituracreativa #escritor #Historias #escritos #lectura
En las profundidades de un lugar que no tiene nombre, donde el tiempo es una sombra y el calor del fuego quema incluso el alma, se erige el caldero. Es vasto, de metal ennegrecido por siglos de tormento, suspendido sobre llamas que no necesitan leña para arder. Dentro de él, las almas gritan, luchan, se retuercen, pero nunca mueren. No hay escapatoria, no hay descanso. Solo el peso de lo que alguna vez fueron, de lo que eligieron ser. Rodeando el caldero, los demonios ríen. No porque disfruten del sufrimiento, sino porque lo entienden mejor que nadie. Ellos no castigan; solo observan. Sentados sobre troncos carcomidos, juegan a las cartas, apuestan por cuál alma se hundirá primero, por cuál gritará más fuerte cuando la culpa finalmente la consuma. Uno de ellos, más delgado y de ojos hundidos, se levanta. Camina hacia el caldero, sus patas hendidas dejan surcos en la ceniza. Con un tridente oxidado, revuelve el líquido viscoso que hierve en su interior. De vez en cuando, un rostro emerge entre las burbujas, con los ojos desorbitados y la boca abierta en un grito silencioso antes de hundirse de nuevo. El demonio sonríe, mostrando colmillos amarillentos. —No se cansan de luchar, ¿verdad? —susurra, aunque sabe que lo escuchan—. No entienden que no somos nosotros los que los mantenemos aquí. Una de las almas, apenas visible entre el vapor y las llamas, encuentra fuerzas para hablar. Su voz es apenas un murmullo, quebrada y débil. —¿Por qué? ¿Por qué este tormento interminable? El demonio inclina la cabeza, divertido. —Porque tú lo quisiste. No con palabras, no con plegarias. Lo pediste con cada decisión que tomaste, con cada mentira, con cada daño que dejaste sin reparar. Este caldero no es un castigo. Es un espejo. La figura en el caldero grita, un grito que sacude las paredes de aquel lugar. Pero no es de dolor físico; es el sonido de alguien que comprende demasiado tarde, de alguien que se enfrenta a sí mismo. Las demás almas comienzan a aullar también, cada una atrapada en su propio infierno, incapaz de mirar más allá del reflejo que las atormenta. —¿Y si nos arrepentimos? —pregunta otra voz, apenas audible entre los lamentos. El demonio ríe, una carcajada que parece partir la oscuridad. —¿Arrepentirse? Eso no es suficiente. Este lugar no se alimenta de perdones vacíos. Se alimenta de lo que ustedes no pueden soltar. Pero entonces, algo sucede. Una mujer dentro del caldero, con el rostro cubierto de lágrimas y el cuerpo marcado por el tormento, cierra los ojos. Todo a su alrededor se detiene. Las almas, los demonios, incluso el fuego parecen congelarse. Cuando abre los ojos, ya no hay miedo en ellos, solo determinación. Lentamente, se pone de pie y camina hacia el borde del caldero. El líquido abrasador no la detiene. Sube, una mano tras otra, hasta salir por completo. Los demonios dejan sus cartas. Uno de ellos murmura algo inaudible. La mujer, de pie fuera del caldero, no dice nada. Simplemente camina, dejando un rastro de cenizas tras de sí. Nadie la detiene. —No puede ser... —susurra uno de los demonios—. Nadie sale. El demonio de ojos hundidos observa en silencio, con una sonrisa torcida. —No todos los tormentos son eternos. Pero el verdadero infierno no es este lugar. El verdadero infierno es darse cuenta de que siempre tuvieron la llave y nunca supieron usarla. La mujer desaparece entre las sombras. Mientras tanto, el caldero sigue hirviendo, alimentado por el grito de aquellos que aún no entienden, de los que prefieren aferrarse al dolor antes que enfrentarlo. Porque para muchos, el verdadero castigo no es el fuego, sino la verdad. Autor: Diego García -Si te gustan mis historias, por favor, no dudes en compartir, me ayuda mucho y me motiva seguir compartiendo estás historias.- #fyp #poema #reflexiones #soledad #soledad #narracion #cuentacuentos #cuentos #literatura #escrituracreativa #escritor #Historias #escritos #lectura

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